martes, 24 de agosto de 2010

Viernes 3 am







El reloj volvió a sonar,
deambulé por las sabanas aletargando la realidad.
la noche ya no estaba ahí para esconder los deseos con su oscuridad,
y tuve que afrontar la claridad de la ausencia,
me levanté asustada. Frágil.

- Me hubiera encantado llevar las sabanas puestas todo el día -

La ducha entibieció mí afuera y me refresco la conciencia,
Aunque no logró disipar la somnolencia.
El día empezaba terminando la rutina. Pero no reaccionaba a ese estímulo.
No. Ni tampoco a cualquier otro. No reaccionaba.
La calle logro despabilarme (el viento en contra me jugo a favor), la música empezó a lograr su cometido y pude con la idea de tener que socializar todo el día. (gracias Andrés, gracias Iván)

Y camine tranquila
Ilusionada con mis desilusiones, comprometida con mis divorcios
Tranquila, con la tranquilidad del que ya sabe que llego tarde.
Con la certeza que no soy la que anoche se acostó.